Por qué delegar tu planificación financiera en un profesional
Quienes generamos ahorro nos enfrentamos a la decisión de cómo gestionarlo.
Una vez descartada la posibilidad de dejar el dinero en cuenta corriente, (porque la inflación quizá no tenga gran impacto sobre 10.000€ de ahorro, pero con un millón de euros cambia el escenario – léase el artículo “la inflación, un impuesto oculto a nuestro ahorro”), podemos adoptar las siguientes decisiones:
1. Montar y dirigir un negocio, es decir, gestionarlo yo. Pero claro, si el dinero que tengo lo he conseguido por mi trabajo, es que me va bien, y tal vez no quiero dejar ese trabajo para montar un negocio que quizá no me vaya tan bien. Y si no dejo mi trabajo, me estaré complicando la vida, como el que compra varios inmuebles y se pasa los ratos libres desahuciando, manteniendo, publicitando, etc para sacar a sus ahorros algo rentabilidad. No digamos quien monta un restaurante y no deja su otro trabajo.
2. Delegar la dirección. Si decido no complicarme la vida, no tengo otro remedio que delegar la dirección de mi negocio en alguien de confianza, a quien lógicamente tendré que remunerar por ello, por lo que le exigiré una rentabilidad que compense dicha remuneración. Lo apuesto todo a una carta (el nuevo negocio) y confío en que otro que no ha ganado el dinero para montar el negocio, lo hará tan bien como yo para sacarle rentabilidad en otro campo… una vez oí que a alguien funcionó.
3. Diversificar en acciones. Entonces se me ocurre que prefiero diversificar para tener mayor seguridad, y en lugar de montar un negocio, decido comprar partes de varios negocios, que ya hayan demostrado su éxito y tengan su propio equipo directivo profesional y de buena reputación, desvinculándome ya totalmente de su gestión (si no me daba la vida para gestionar uno, no digamos para varios, incluso, ya puestos, para gestionar 50 diferentes negocios).
Lo que hago es comprar acciones de empresas, es decir, partes de negocios en funcionamiento. Los diferentes equipos directivos de estas empresas que he adquirido mediante acciones también deben ser remunerados con beneficios de mis empresas. Por lo tanto, exigiré a mis empresas una rentabilidad que compense el coste de la dirección.
Pero ¿tengo tiempo y conocimientos para controlar el buen hacer del equipo de gestión de cada empresa que he comprado? ¿Y de doscientas? La respuesta, obviamente es no, a no ser que ese sea mi trabajo y haya dejado el anterior.
De forma complementaria, también puedo diversificar esas compras con otros activos que den estabilidad a mi patrimonio reduciendo la volatilidad (renta fija, inmuebles). Pero elegir correctamente estos otros activos aún requiere más tiempo del poco disponible que tengo.
4. Diversificar en fondos. Una solución a ese problema puede ser contratar a alguien para que gestione paquetes o partes de mi patrimonio, delegando así la toma de decisiones de compraventa de diferentes negocios (que a su vez tienen su propio equipo directivo). Esto lo puedo hacer mediante la adquisición de participaciones de fondos de inversión, lo que además me garantiza mayor diversificación (seguridad) y una gestión profesional de mi patrimonio, sin olvidar las ventajas fiscales, tales como no tributar mientras no se realicen los beneficios o por comprar y vender negocios, cosa que no ocurre con las acciones.
Claro, ahora mi problema es elegir a los mejores equipos gestores (los mejores fondos) y que más se adapten a mis necesidades. No obstante, si escuchamos a cada uno de ellos, parece que todos son el mejor, su estrategia (temática, growth, value, multiasset, etc) es infalible. Todas son infalibles.
Me recuerda a cuando compré mi coche. Visité varios concesionarios y en todos ellos me hablaron de los coches que vendían, nadie me hablé del coche que yo necesitaba.
Como no tenía sentido estudiar ingeniería para elegir mi coche, preferí acudir a un amigo experto en el sector de la automoción. Una persona sin conflicto de intereses que además de tener mi total confianza, conocía mis necesidades y costumbres automovilísticas. Fiarme de su consejo supuso que tuve la tranquilidad de haber comprado el coche que yo necesitaba, ahorrando tiempo (en visitar todos los concesionarios y analizar decenas de modelos) y dinero, ya que no me equivoqué en mi elección (lo que hubiera supuesto vender un coche nuevo para comprar otro).
Ocurre lo mismo con nuestro ahorro.
- Realmente ¿tengo tiempo para aprender a elegir y analizar el mejor equipo a quien confiar mi patrimonio (acciones o fondos)?
- ¿Sabré cuándo ha llegado el momento de retirar mi confianza de un equipo gestor y otorgársela a otro?
- ¿Tendré el coraje de tomar decisiones adecuadas aunque vayan a contracorriente?
- ¿Sabré aplicar una estrategia a la hora de asignar paquetes de mi patrimonio a un equipo gestor o a otro en función de mis necesidades personales? Al hilo de la anécdota del coche, cada equipo gestor (fondo) tiene su estrategia, pero cada uno de nosotros tiene la suya propia en la que tiene que integrarse aquélla.
Si la respuesta a alguna de las preguntas anteriores es no, entonces necesito una PERSONA DE CONFIANZA experta en asesoramiento financiero, que:
- Analice mis circunstancias personales, mi perfil de ahorrador y mis objetivos financieros con sus correspondientes horizontes temporales para poder planificar cómo conseguirlos mediante, no la mejor estrategia genérica, sino la estrategia que yo necesito.
- Que esté disponible para mí y me contacte periódicamente así como en momentos puntuales para informarme de la situación de mi ahorro.
- Que esté a mi lado para ayudarme a evitar decisiones equivocadas, en especial cuando se produzcan situaciones adversas.
Por lo tanto, no necesito un gestor de fondos, ni siquiera sé como elegirlo. Lo que necesito es un profesional de la gestión del ahorro en quien pueda depositar mi confianza para que me ayude a conseguir mis objetivos y gestionar emociones en mis momentos de duda, que los hay y los habrá.
(Autor. Vicente Espert)
Fenomenal artículo , Vicente. Diversificar las formas de ahorro y aprender de ellas es también un gran activo personal.
ResponderEliminarGracias David, la moraleja es que hay que delegar. Uno sabe de lo suyo, y como dices, diversifica poniendo capital en otros activos. Pero la elección de estos (asset allocation) debe delegarla a un profesional, ya que uno no puede saber de todo.
EliminarBuen artículo, lo recomendaré a mis allegados. Gracias
ResponderEliminarGracias Rafa, el objetivo es pedagógico, seguro que de algo te sirve y a ellos también
ResponderEliminar